viernes, 7 de agosto de 2015

"Z"

Veo tu cara
no te reconozco
y ya no me acuerdo de quien soy.

Y te tengo en mi costado derecho
y siendo lo mismo de siempre,
ahora es tan diferente
que me caigo por los precipicios de tu hoyuelos.
Pero es lo de siempre,
la misma ciudad y el mismo lugar
y la misma hora
y la misma tensión.
Pero me estas ganado la batalla
y me estas robando las palabras
y me he quedado con tus pausas.

Pero tu ya no tiemblas.

Y me miras tan seguido
y tan de frente
que me caigo por los precipicios de tus rodillas.
Y un hachazo en mi pecho y el tuyo tan lleno de vida
y de olvido
que me caigo por los precipicios de tu risa,
ahora abierta, clara y despreocupada.

Porque tu ya no tiemblas.

Y ahora todo lo que te haría me lo borré de la piel
cuando tu lo intentabas.
Y todo lo que te diría
se cae por los precipicios del tiempo.
Porque vuelvo a ir tarde.
Porque tu ya no tiemblas.

lunes, 15 de junio de 2015

Phoenix

Por si me olvido de la humanidad en el centro de mi ombligo
Por si algún día me pierdo en el hueco de otro abrazo
y hay alguien nuevo que me besa las pestañas.
Por si algún día me elevo aplastando el hombro de alguien extraño
Por si ya no me encuentro en el camino que he tomado
Por si en mis silencios empiezo a buscar otra sombra
y no eres tu

Te escribo con a dulzura de la niña de tres años
que quería vivir enfrente de tu casa,
subir a los tejados contigo de la mano.

Te escribo desde la absoluta admiración
de quien quiere pisar las huellas de tu pasado,
de quien tiraba de la manga de otra chica en el mercado
y salía corriendo
y se abalanzaba en tus brazos
y luego flotaba,
cuando el llanto la ahogaba.

Te escribo y escribiendo me doy cuenta,
no todo es tan malo.
Llevo tus ojos, tu cara y tu genio.
Y me como el mundo cómo tú,
a bocados.

Y te quiero cómo tu,

sin pensarlo y sin remedio.

viernes, 12 de junio de 2015

Fue el viento

Me llamaste. 
Ninguna boca había acariciado mi nombre cómo la tuya aquella primera vez.
Y ardí. 
Me trajiste de vuelta. 
Me soplaste las ideas que me aislaban del resto.

Te quedaste en mi casa.
Me enseñaste a construir algo con lo que salir a flote, 
cada tarde de domingo.

Pero el viento sopló distinto.
Ahora estoy huyendo a bordo de esos botes salvavidas.

viernes, 29 de mayo de 2015

A salvo

Solía buscar en la gente algún destello en los ojos
de lo que era yo.
Nadie parecía mirar a los demás,
no querían revelar su dolor.


Entonces entendí que lo podía percibir en sus manos,

y aquellos que las llevaban siempre escondidas
habían recogido más de mil pedazos
y ahora no se querían romper.


Por eso las velaban en sus bolsillos,

a salvo de otro huracán emocional.

domingo, 24 de mayo de 2015

XVII

De las que transpiran cordura, coherencia y justicia
De las que están envueltas por un halo de amor
De las que son sabias porque pusieron la bala y el juicio
en los necios

De las que entregan su vida a tu causa que ya es la suya
De las que rehuyen a toda prisa de las prisas
De las que mastican el miedo y sobreviven 
porque saben lo que es suyo

De las que se esconden de la soledad 
y se muestran a medias ante la muchedumbre
De las que se ahogan con medio de unos de sus problemas
De las que se revientan el pecho con el dolor ajeno
De las que tiemblan y no les da pudor destaparse

De las que debéis acordaros cuando venzáis
De las que vais a nombrar en la victoria 

De las tuyas
De las mías
De las nuestras

Porque te sigo en todas tus batallas
y estrangulo los escrúpulos 
y vamos mano a mano



De las que son el paradigma de la dignidad

lunes, 11 de mayo de 2015

Paradoja

La paradoja de tu espalda sin telas asomada por una ventana,
haciendo para mi, la ventana al universo.
El compás de tus manos que acarician sin tocar
y las palabras que brotan de tus ojos, claro, sin hablar.
Las caderas que ralentizan las mareas cuando alborotan mis ideas

y después todo lo demás, tus pies como locos, 
tus labios apretados y el meñique,
que me baja a la tierra.

Siempre quiero volver a un sitio que nunca estuve
Siempre quiero huir de algún lugar que no existe.

viernes, 8 de mayo de 2015

Constitución silente

Hay una constitución en la gente que usa paraguas,
y otra más arraigada, en aquellos que lo llevan por si acaso.

Hay una constitución en aquellos que usan reloj,

y otra más arraigada, en los compulsivos por mirarse la muñeca
a cada segundo.